lunes, agosto 22, 2016

-Jugar a las casitas no alcanza a tocar
el hilo de las sensaciones de haber cruzado el desierto,
con vuestras almas sosegadas de cariño-

La sensación de estar en casa, en medio del
olvido, sin importar los pies cansados
ó los labios heridos.
El querer recordarlo todo
y optar por olvidar un poco,
para extrañar, para disfrutar del desapego
y que de vuelta al reencontrarse
los abrazos sean eternos.

Descubrimos pequeño Gelver
que para la poesía del recuerdo
no somos tan buenos, 
tampoco para recordar poesía,
menos cuando queremos eternizar
de manera tal que olvidamos recordar

¿Alguien viene?
La          Ca      ra       va       na
las sílabas marcan el umbral de los miedos,
y los tsunamis
y los caballos
y el entierro 
y mil espantos como conciencias
conciencias que huyen por el no desfiladero.
Zumban los pasos en la arena
de alguno de nosotros,
zumban los pies de trineos huyendo
a dejar algún mensaje, alguna profecía
a contarse los miedos para
desenterrarlos de la arena 
y evidenciarlos como cuero tendido
de animal muerto.
Mientras silban los pasos en la arena,
mientras el mar zumba como escalera
No me engañas mar
con esos escalones psicodélicos que se deshacen 
una vez golpeada la puerta, 
No me engañas mar, 
porque más allá hay más arena, 
en los sueños, en los zapatos,
en los deseos, los ahogos,
los abrazos, en la compañía,
fruta con arena,
llanto silencioso y el rostro
secando las lágrimas como arena.
Más no me importa tener calcetines de arena
bajo los húmedos zapatos,
ni estar en esta roca
que un sillón incómodo sería a la luz del día,
Porque estoy con ustedes,
como revelados y salidos de una fotografía
en blanco y negro, 
luz de luna
oscuridad de los pensamientos.

Necesitamos más nada para conocernos, 
pues donde vayamos será el mejor lugar, 
la mejor sensación, la mejor vista, 
el mejor planeta para reconocernos, 
donde las constelaciones nos vigilen 
y nos visiten en los sueños.
Donde te haga acompañarme 
sin siquiera que lo sepas, 
para no querer despertar el sueño
en un intento de perderte del hilo

Mientras los Gelver caminan recogiéndose
los pasos uno a uno,
mientras el cariño golpetea puertas
en forma de emociones, 
mientras somos una caravana 
encontrándose y desanudándose,
mientras avancen nuestros pies
a pasos de infinito, 
mientras nos oigamos cuando no se habla
Perteneceremos - al mejor lugar,
Tendremos - la mejor vista,
Bailaremos - con la mejor sensación,
Habitaremos -  el mejor planeta
y en media hora nos moveremos, 
quizá más tarde
quizá mañana, 
que no importe,
que importe más tarde,
que importe mañana, 
pues hoy, 
haciendo hogar en el camino iremos, 
haciendo de piedras: Mariposas,
de caminares atribulados y pies dormidos acongojados:
un jardín de rosas caminantes en la arena.

Caminar de espectros en un pueblo desierto
a la hora invisible, 
Misma hora en que 
habremos de conversar con los ojos cerrados
y los pesares abiertos, 
como un truco para volvernos visibles.

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