-Cualquier persona diría que Gelver suele hacer lo que quiere, vive la mayor parte del día solo, su madre es de lo más permisiva, le deja hacer un montón de cosas que el común de las madres no suelen hacer-
Pero si sentaras a un Señor de terno color crema, Barba blanca, con lentes un poco oscuros, la pierna izquierda, con una libreta, sobre la derecha, y su dedo índice sobre su boca. Podría desmentir un montón de cosas, Gelver no hace todo lo que quiere, porque aunque socialmente no dependa mucho de su madre, y no exista una persona que le ponga límites; Gelver vive con Gelver, duerme con él y conversa con él, corre como un alma por la casa cantando óperas, imaginándose deambulando muerto en otro tiempo, Acompañado de Gelver...
Pero en realidad me siento mal porque no hice lo que quería, me escondí en que no tenía una cámara, que a la gente no le interesaba y no estaban tan dispuestos a ser parte... No hice lo que quería, lo que soñé literalmente, lo que me pilló en el baño antes de ir a clases... Lo que me despertó a las cinco de a mañana y me volcó a escribir a la luz de una vela. Y me di cuenta que no lo hice por miedo, por no sacar de mi cabeza algo tan preciado... Me di cuenta porque me surgió preguntarle a Francisco cómo le había ido en lo que yo pasé de participar... Me angustié porque decliné de lo que quise ser parte cerca de tres años.. Y esta vez se añade uno a la lista...
Incómodamente angustiado con esa sensación de pies mojados, viento y lluvia de G. Cristi sobre el uniforme del Colegio Concepción, extrañamente contentos sobre un banco de cemento y celestiales sobre un juego de madera...
En realidad es todo lo que me hace sentir un poco mal... Pero ya no es que esté mal, de hecho me desconcentro, ya no estoy sintiendo... Estoy en clases..