Canto XXIV: Bolsa XII

Siento esa amargura eterna, no, màs que eterna; profunda. De esa que le llaman pena infinita… de la que viene asì sin màs… pero no puedo desgarrarme; no puedo decantarme al son del tiempo; los àrboles no me dejan, no quieren que no me levante por la mañana y mire con el brillo de la tristeza en mis ojos, no soportan verme opacar… Quisiera que mi unicornio azul se perdiera… para extrañarlo, buscarlo y llorarlo, lamentarlo entre las sombras del olvido, desdichar mi corazòn con la resonancia del vacìo. Necesito no necesitar, congelarme, esconderme y reactivarme cuando el tiempo lo decida, pero no quiero que lo solucione… quiero morir con la esperanza de volver a vivir, pero no quiero su vivir, quiero no abrir los ojos esta mañana, no sentir el sol en mis dedos, ya no quiero vivir con la sensaciòn del pasto en mis pies, no quiero ver las estrellas y menos que inspiren a mis manos… ya no quiero ver al rocìo amigo de mis noches, no quiero escuchar los eucaliptus mientras muero. Que el mundo se paralice y a la vez camine conmigo, que la gente voltee mientras yo me entierro; entierro mi vida en el cemento, y no construyo cimientos, mientras me arrojo de las copas de los àrboles y desaparece mi vida entre los pajales, que la vida se olvide de mi, que busque a otro, ya no me entretiene… me hostiga, me suprime..revoca mi alma de mis designios…y quisiera que lo supiera, pero còmo decirle a la vida que te ha desilusionado?, còmo explicarle a su silencio que me ha traicionado?, y explicarle tambièn, lo que me ha costado…
Quiero ahogarme en las ondas de una botella, y acabarlas con el filo de su cuerpo… no existir… para que de una vez por todas, sì quiera vivir!!!