viernes, noviembre 04, 2011

Hay gente con la que puedes reír,
llorar,
volar,
sufrir,
y con la que perfectamente puedes caer...


Elige.




Natalia, cómo nos hemos olvidado...
Cómo extraño correr por el pasto, haciéndonos los que no estábamos
y sintiendo que la vida no pasaba.


Si de dormir a lo viajero se trata, vaya que entonces he recorrido el mundo.

miércoles, marzo 30, 2011

Amigo, usted que sabe...

Hoy en la mañana, mientras esperaba el servicio 200 del transantiago, en el paradero de Manquehue; se me acerca un señor con su mochila y cara de 'en busca de trabajo', y me pregunta si - la micro roja que sube al cerro, para aquí?-, a lo que yo he contestado, mirando el letrero y recordando la micro que ponía CERRO arriba pasaba por la otra pista: -no, no para aquí, de las naranjas sólo la c02-, molesto me ha dicho: - Oiga, cómo que no? Si en el letrero dice que para aquí- -No, dice que a 180 metros más allá,osea en el próximo paradero pasan esas micros... pero en el que está hacia el otro lado creo que igual, pero aunque tenga que retroceder, se ve más cerca, así que yo iría por ése- a lo que me ha contestado -ah, ya gracias, voy pa' allá entonces... Chao!- sonreí, no me da para gritar en el paradero.
Luego de un rato, un jóven que estaba parado frente a mi, voltea y con esa simetría de haber participado en una anterior conversación, como haciéndose parte de lo que le había dicho al señor, me dice: -Amigo, usted que sabe... dónde para la 406?- extrañamente mi mundo se ralentizó. Y mientras yo pensaba por qué me había dicho ''usted que sabe'', pasó un sujeto, con chaqueta y mochila emprendedoras a la velocidad de un vehículo, con su brazo extendido señalando una dirección y le dice: - Es por acá socio, acá para la micro- como que se lo llevó, no alcanzé siquiera a decirle ''no sé'' y desaparecieron, ninguno de los dos miró hacia atrás.
Cuando mi mundo volvió a los 24fps, aún no entendía el ''amigo, usted que sabe'', de hecho aún no lo comprendo.

Creo que me escuchó hablar 'bonito' y 'calmado'.

jueves, marzo 24, 2011

Tardes de helados.

Recuerdo cuando pedía dinero e iba a comprar barquillos donde 'la señora Cármen', volvía a casa y practicaba el arte de tomar helado lentamente. Usualmente...
Pero hubo un extraño tiempo en el que los grandes y brillantes copos de helado yacían por la calle. Porque siempre pasaba alguien; tomaba el helado y lo lanzaba al piso mientras yo no miraba. Se veía como una colisión Helado-Piso a mayor velocidad de la que yo caminaba, era mi respaldo.

Ahora he descubierto quién era: un niño que solía salir del negocio con ricos barquillos y de vuelta a casa prestaba atención a los gatos que se paseaban por los techos de las grandes casas coloniales y al enorme cielo que a la vuelta de la esquina se presentaba tan majestuoso con sus grandes nubes frente a él. Entonces su dulce galleta en forma de cono tomaba curiosamente la posición horizontal que muchas veces hizo caer las delicias mezcladas con leche que llevaba en su parte superior.

Creo que iba demasiado atento a descubrir quien era el que los lanzaba... Que no ponía atención al chocolate con coco.
Y mi equilibrio sobre La solera tampoco me dejaba ver al hábil que me acechaba....

Nunca hubo un bota-helados...