No he tenido mucho tiempo, esto del nuevo curso igual es algo complicado, la gente nueva, desconocida, con su mundo, etc.
Para no variar, llegué atrasado –lo que menos quería, mi plan era llegar justo a la hora, pero la ineptitud del taxista arruinó mi plan- y con buzo. No quedaban asientos, mi gran temor era quedar sin puesto, afortunadamente quedaba uno; atrás, uno de los mejores lugares cuando no quieres que nadie te hable, saludé a la Profe Andrea, menos mal, así evitaría las tallas de repitencia de curso y esas tonteras, porque ella, también era nueva. Seguí hacia el puesto que quedaba, había alguien un tipo que tampoco tenía pinta de haber sido parte del colegio, no lo miré, y esperé que adelante por favor, hubiesen mujeres – ellas suelen ser más discretas y no sé si entiendan que no quieres que te hablen, pero no lo hacen- Pero NO!. Dos weónes, no hombres, dos weónes; uno que recordaba su voz por haberlo visto en una obra, y se parecìa a Cucho, asimilé quizá eran iguales en cuanto a personalidad, y el otro ya lo habìa conocido en clases de educación física en octavo, por lo que traté de mirar –debido al primero, el más extrovertido pero sin límites al la hora de hablar- hacia otros lados para evitar dar la sensación de –Háblame!- De hecho, soy de la idea, de que cuando alguien llega a un curso, o un grupo social nuevo, en primer momento no quieres que nadie te hable, quieres que el mundo haga su vida como si tu no estuvieras, y tampoco quieres que te adapten, es algo que se da con el tiempo, pero que tampoco se hace a la fuerza, y cuando me hablaron, realmente creì que habìan dejado su dignidad y su inteligencia; guardada en el ropero.
El tipo que estaba sentado a mi lado –porque yo me senté después- no tenía cara de audaz, por la manera en que escuchaba a la profe mientras hablaba, me dio la impresión de no ser un tipo inteligente, no sé, las expresiones y esas cosas que usualmente aportan información, pero dick! –ahora con el ajetreo de los nombres y todo creo que le dicen Moena, no suena bien, ni menos inteligente, pero vaya a saber uno-. Qué decir de la gente que se sentó atrás en la fila de la ventana, no era gente de apariencia muy vivaz, sé que en estos días me dejo llevar mucho por las apariencias, pero es lo único que tengo para crear puntos de referencias en las personas. Habìa un tal Quintana, un tipo petulante y me dio la impresión que quería que el mundo supiera que era inteligente, si no me equivoco, también estaba uno de los Idro –son una plaga!, no se ve muy distinto a su hermano- Estaba un tal Jaque, recuerdo haberlo visto cuando estaba en segundo y las chiquillas hablaban de él, no me cayó para nada bien, su cara tenía algo raro, pudo ser pena, incomodidad, tristeza, la ansiedad del primer día, no sé, – yo había pensado que él estaba en el curso, pero creo que se fue y volvió este año- pero no me gustó no sería amigo de ninguno de ellos. Había un tipo piola, que me parecía haberlo visto antes, creo que es uno de los Galilea, el sujeto tiene ese aire a sincero, de acuerdo a las medidas en las circunstancias, y buen amigo… quizá sea alguien que valga la pena.
La cosa, es que no me acuerdo como fui a dar al fondo de esa fila, y delante mío quedaron los tales; Moena y Jaque. Unas mierdas de seres/personas, ni siquiera de los que te interesa escuchar sus conversaciones, de hecho, lo evito; de partida, el primero necesita una atención y amigos, increíblemente por lo que se hace el dormido, aunque nadie se la compra, y el otro se perfumea de inteligente, pero en volà, es algo que le falta… de repente se dan vuelta para hablar tonteras, pero no entienden, que es algo que está fuera de mi interés, de hecho, me cae mal que me hablen, porque tonteras, es lo que sale de sus bocas. Lo chistoso es que el tal Moena se cree amigo del niño Jaque, pero el otro mucha amistad no le ofrece… ah! y lo más chistoso es que cuando Jaque habla con cualquiera se nerviosea completo, y empieza a manosearse el pelo y a mirar para todos lados, es un chiste! pero de esas cosas uno no puede reírse en sus caras!
Hicieron un partido de fútbol y me invitaron, primero, era muy pronto para salir con ellos, aunque sè que si fuera un pichagüero de tomo y lomo entraría muy bien al curso, pero como Gelver, es un atado de paja, hubiese sido peor… y segundo… me apesta andar metido en esas canchas del ano que no hay ni agua y los baños están hechos pico… y obviamente me hubiesen pedido que jugara y ese tipo de cosas que hacen los niños cuando salen a jugar a la calle, y yo no soy un amante del fútbol ni la pichanga, asì que no… además el carrete que hicimos en la tarde estuvo mucho mejor de lo que pudo haber estado la pichanga en la cancha del ‘Charley’, o no se quién…
Algún día seguiré contando sobre la ranciedad de curso que me tocó…
aunque usualmente es difícil seguir con el hilo de la escritura después de tanto tiempo…